Los desafíos que nos proponemos siempre, nos llenan de orgullo y hacen que los sueños sean posibles. Año tras año, hablamos de la crisis y de los momentos que como país nos toca atravesar, pero este año, ésta, fue notoria y así se manifiesta diariamente y en forma constante. Contener, acompañar y dar gracias es lo que corresponde en este momento.
Pero muy a pesar de las instancias difíciles, desde nuestro colegio, hemos conformado un gran equipo de trabajo que, año tras año, emprende una cruzada sin dejarse abatir por los obstáculos. Este año sortearlos fue difícil, pero no imposible. Y allí estuvimos una vez más, para hacerle frente a la adversidad, pero con todo el empuje y la energía que merece nuestro querido colegio.
Y fueron las manos de los colaboradores las que, una vez más, lo hicieron posible. Las manos de los más experimentados y también las nuevas familias que se suman para seguir construyendo comunidad.
Porque entendemos que, es casi imposible pensar que una obra como la nuestra pueda sostenerse, sin las diversas acciones que se llevan a cabo. Como así también porque estamos convencidos que familia y escuela, desde distintos espacios y roles, idean y proyectan lo mejor para los estudiantes.
Desde hace años, contamos con el valioso aporte de un grupo de madres y padres colaboradores, que trabajan desinteresadamente por y para nuestro colegio, aunando sus esfuerzos, viniendo a reuniones fuera de horario escolar, pensando en conseguir donaciones, colaborando con los elementos necesarios para hacer “este arroz” que nos enorgullece y poniendo de sí, todo su talento y dedicación.
Hoy es momento de cambios. Algunos empiezan a despegar hacia otros horizontes y otros llegan para continuar con este hermoso legado de amor y entrega.
Este renovado conjunto de personas vinculadas por el trabajo colaborativo, está conformado por familias de los diferentes niveles educativos, ex alumnos, docentes y directivos que continúan demostrando su adhesión a nuestra institución y a su proyecto educativo.
Este hermoso grupo humano, no sólo trabaja en las diferentes propuestas, sino que moviliza, difunde y acompaña desde la empatía, la colaboración, la buena energía y con una actitud de fortaleza, que merece ser destacada por todos los que conformamos esta comunidad educativa.
El arroz de Santo Domingo y otras acciones importantes no sólo se llevan a cabo para recaudar fondos, sino que también hacen a la esencia de nuestra historia dominicana, nos distingue de otros, nos enraíza en los valores de nuestro mayor legado y por sobre todas las cosas, nos une como comunidad fraterna.
Porque el arroz, es “más que un evento” ya que es una acción distintiva de nuestra idiosincrasia como comunidad educativa. Es el recuerdo de la infancia de los que pasaron por esta cada de estudios, es repensarse, recorriendo hoy los nuevos patios de nuestro colegio y es ver feliz a la familia, recuperando los verdaderos valores que se encuentran en el seno ella.
Hoy nos llena de orgullo poder anunciar todas las obras que llevamos adelante gracias a éstas y otras acciones, obras que, en épocas de crisis son impensadas y que, aun así, como un gran milagro, se hacen gracias al esfuerzo de todos.
Y a esta gente a la que tanto queremos y debemos, y que hace que todo suceda, una vez más…
Hoy deseamos dedicarles estas palabras que, expresan un agradecimiento muy profundo.
Porque el título de este artículo resume, el milagro de este año, un milagro realizado con manos laboriosas que construyen juntas proyectos de fe y de amor. ¡Por eso hoy cabe más que nunca, un gran GRACIAS!
Porque como colegio estamos convencidos de que esta es la verdadera forma de predicar, más allá de las palabras y sí, con hechos concretos. Hoy más que nunca, tomémonos de nuestros brazos para hacer cosas juntos, recuperemos la alegría y miremos hacia el futuro, que es lo mejor que podemos legarles a nuestras futuras generaciones.
Prof. Noemí Castiglione.