La misión pasa por las cosas pequeñas, sencillas y cotidianas de todos los días. Pasa cuando me decido a dejar de mirarme el propio ombligo y me doy cuenta que hay gente que tiene necesidad de mí, de mi originalidad. Ahí hay misión. Cuando soy capaz de romper con mi marco de seguridad y confort personal para dar una mano, consolar, escuchar, compadecerme… Cada vez que desarrollo mi capacidad de empatía con los demás, con los que comparto mi destino diario y me siento más hermano, disponiéndome a vivir con ellos, “quedándome en sus casas”, estoy de misión.
Misionar es una manera de vivir. No se trata únicamente de recorrer largas distancias, aunque muchas veces eso sea muy necesario, sino ser signos del Amor de Dios en los ambientes donde nos toca vivir, misionar es una actitud y la acción de ir de misión es una opción. Una opción de encontrarme, de quererme, de buscarme… eso es misión también…
Dice un aforismo de Jung que: Quién mira hacia fuera sueña y quién mira hacia dentro, despierta. … Poder misionar es soñar despierto en el encuentro…
Se trata entonces, de una invitación a reconocer la presencia de Dios en nuestras vidas, y por lo tanto reconocer también la oportunidad que representa un tiempo favorable, que no es otra cosa que nuestro presente…
Nos pareció importante no perder el tiempo de misión, aquel que invita a peregrinar hacia dentro de uno mismo. Por esta razón en la semana del 5 al 10 de octubre nos fuimos de misión… Primero preparando celebraciones para las familias de La Pampa en vísperas de la Virgen del Rosario del Milagro como todos los años, y el viernes y sábado nos fuimos de misión interior. En esta oportunidad nos acompañó en nuestro camino interior la Hna. Alejandra Elbaba.
El tiempo de misión se hace favorable cuando descubrimos esta realidad profunda que somos, la que sostiene y da sentido a todo lo demás, por ahí habita Dios…
Prof. Ximena Rodriguez