Políticas Educativas

 

Las Políticas Educativas dispuestas para este cuatrienio 2018-2021 tienen que ver con los siguientes ejes y lineas de acción:

1. Fortalecimiento de la identidad Carismática
2. Silencio y meditación
3. Gestión de recursos humanos: gestión del clima organizacional y convivencial.
4. Gestión del proyecto Curricular
5. Liderazgo colegiado
6. Comunicación Institucional

7. Entornos seguros y de protección integral de niñas, niños, adolescentes, jóvenes y adultos vulnerables

Políticas Educativas:

1. Fortalecimiento de la identidad Carismática

La riqueza de una institución educativa se fortalece por sus rasgos identitarios, los que le permiten realizar una propuesta diferenciada en el medio en el que está inserta. La tradición cristiana y dominicana confieren un valor agregado a nuestro servicio educativo. Educar desde el espíritu de las bienaventuranzas como núcleo evangélico y seguir las huellas de Domingo de Guzmán, Elmina Paz y Ángel María Boisdron, es lo que impregna nuestro proyecto educativo con un sello que debe ser insoslayable.

2. Silencio y meditación

Uno de los signos de los tiempos más significativos de nuestra cultura contemporánea es la sed de silencio y reposo ante la excesiva aceleración que impregna nuestra vida cotidiana. La necesidad de recuperar la mística del Shabbat se hace imperiosa para poder aprender a detenerse, a vivir la pausa dentro del ritmo vertiginoso, del ruido y de la contaminación acústica en que estamos inmersos. El silencio es una manera de mantener a salvo una dimensión interior frente a las agresiones externas.

En la tradición cristiana y dominicana, el silencio como una vía de acercamiento a Dios, y la meditación como método de pacificación interior y desarrollo de la capacidad de acoger el misterio de Dios en nuestra vida, constituyen una herencia espiritual fundamental que debemos incorporar a nuestra propuesta educativa.

La paz interior a la vez que nos permite acoger el misterio de Dios nos abre al rostro del otro, siendo sensibles y compasivos con las situaciones que requieren de nuestra solidaridad contribuyendo a la paz social.

3. Gestión de recursos humanos: gestión del clima organizacional y convivencial.

La gestión del clima institucional requiere la promoción de valores, fomentar la confianza y colaboración entre todos los actores, para lo cual es necesario delinear estrategias motivacionales e invitar a diversas formas de participación para promover un adecuado clima laboral.

El buen clima potencia el proyecto educativo y optimiza el proceso de los aprendizajes de los estudiantes, es una de las variables más influyentes en su desempeño y en el logro de los objetivos institucionales.

Para lograr esta gestión es fundamental potenciar una adecuada selección de personal, inducción carismática, capacitación y desarrollar una cultura de evaluación permanente.

En este clima institucional renovamos el compromiso de continuar favoreciendo la red entre los colegios y con otras instituciones. El enriquecimiento mutuo e intercambio de experiencias significativas, materiales, capacitaciones, tiene que continuar siendo un desafío para todas las instituciones.

4. Gestión del proyecto Curricular

La gestión curricular se define como la capacidad de organizar y poner en marcha el proyecto pedagógico de la institución, a partir de la definición de qué se debe enseñar y qué deben aprender los estudiantes.

Está orientada hacia la formación de los educandos por medio de la aplicación del PEI en el aula y busca un mejoramiento permanente de la enseñanza y el aprendizaje en la institución. Esto exige un trabajo en equipo organizado y respeto por los acuerdos mínimos establecidos en el PEI: contenidos, metodologías, evaluación, articulación entre niveles y áreas.

Es indiscutible que una gestión adecuada del currículo juega un rol protagónico en la mejora de todos los procesos educativos.

Nuestra propuesta curricular es una oferta de sentido de vida, en donde buscamos que los contenidos de la educación religiosa no permanezcan encerrados en sí mismos sino que dialoguen con los otros saberes. Anhelamos provocar una síntesis entre fe – ciencia – cultura y vida, superando así el currículo fragmentado. La dimensión cristiana de los saberes debe impregnar toda situación de enseñanza- aprendizaje de manera transversal.

5. Liderazgo colegiado

Santo Domingo de Guzmán plasmó desde los inicios de la Orden un estilo de liderazgo colegiado. Definió una organización que permitiera un correctivo permanente al ejercicio del poder, por ello dejó establecido espacios de discernimiento comunitario (reuniones periódicas, asambleas) asegurando que la toma de decisiones se realice luego de un discernimiento grupal.

Los diferentes tipos de liderazgo influyen fuertemente en la vida cotidiana de la escuela y en la disposición de los docentes al trabajo.

El liderazgo dominicano tiene que ver con el conjunto de procesos que orientan a las personas y a los equipos en una determinada dirección, fundamentalmente por medios no coercitivos.

Vivir este modo de conducción, implica transitar un camino espiritual donde el estilo de gobierno democrático asegure la superación de modelos piramidales y personalistas, donde el que ejerza la autoridad sea el primero en servir.

6. Comunicación Institucional

Vivimos inmersos en una aldea global comunicada, esto implica para una institución educativa comprender que no basta con provocar situaciones de enseñanza aprendizaje y de gestión organizacional y convivencial sino que además debemos saber comunicar y difundir. Toda la comunidad educativa y el medio social en el que está inserta deben poder comprender la propuesta educativa institucional. Para ello todos los actores implicados en el proceso enseñanza-aprendizaje necesitan desarrollar habilidades comunicacionales interpersonales y con el medio, a través del uso de las infinitas posibilidades de las TICS.

Resulta impostergable en la era digital la difusión del PEI a través de las redes sociales y WEB como así también continuar utilizando medios más tradicionales como TV, radio y comunicación impresa.

7. Entornos seguros y de protección integral de niñas, niños, adolescentes, jóvenes y adultos vulnerables

El incremento de los niveles de violencia en el mundo es una de las grandes preocupaciones que compartimos entre las familias y los educadores puesto que la escuela no escapa a la violencia que afecta a la sociedad en su conjunto. Estas manifestaciones, la mayoría de las veces, constituyen expresiones más evidentes de una cultura que legitima el maltrato o el abuso de poder como forma de relación entre las personas, por lo que abordar esta problemática desde la perspectiva individual resulta insuficiente. Por ello nos impele crear y promover contextos o microclimas de buen trato en nuestras instituciones, particularmente al interior de las aulas. Es un desafío promover comunidades capaces de luchar contra situaciones abusivas, comunidades donde el intercambio, la discusión y la confrontación sean bienvenidas. Esta política de Protección de las Infancias se enraíza en nuestro más precioso relato fundacional en el que Madre Elmina aparece como la luz orientadora del trato hacia los más pequeños en todas sus vulnerabilidades.

Líneas de acción:
  1. Capacitar e inducir a los nuevos miembros del COIE. Vemos muy importante incorporar en el equipo a un miembro que tenga experiencia en la animación pastoral; es un aspecto que debemos fortalecer y orientar especialmente en los colegios en los que no estamos presentes las hermanas de la Congregación.
  2. Revisar nuestras prácticas para continuar profundizando nuevos lenguajes de predicación que aporten en la construcción de las subjetividades de niños y jóvenes en el ámbito de la escuela.
  3. Promover la gestión de una propuesta curricular que desde los saberes e interdisciplinariedad y transdisciplinariedad, potencie el contenido evangelizador de cada ciencia, desarrollando itinerarios de educación en la fe en donde la persona de Jesucristo se anuncie explícitamente.
  4. Priorizar trayectos formativos que eduquen en la interioridad y solidaridad.
  5. Proponer a todas nuestras instituciones una capacitación sobre coeducación como paradigma superador de la escuela mixta.
  6. Fortalecer la construcción de una convivencia armónica en las comunidades educativas, basada en acuerdos que permitan superar la violencia desde la construcción de legalidades, es decir desde el respeto a las normas elaboradas por todos.
  7. Fortalecer el vínculo familia, escuela y comunidad.
  8. Acordar criterios comunes de acompañamiento a las comunidades educativas, entre hermanas referentes, comunidades religiosas locales y el COIE. Cuando en una comunidad hay varias hermanas que trabajan en un mismo centro educativo, es fundamental el diálogo fluido entre ellas, respetando los ámbitos de competencia de cada una.  En el caso en que sólo sea una hermana la que trabaja en el colegio, es conveniente que informe los aspectos más relevantes, como se haría con cualquier otro proyecto de predicación.

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