Nada de lo que podemos ver en la Creación sobra. Papa Francisco.
El momento es apremiante. (1 Co 7,29).
Estamos celebrando la semana Laudato Sí! desde el 22 al 29 de mayo. Es el séptimo año del lanzamiento de la encíclica del Papa Francisco, en la que hace un llamamiento a toda la humanidad, para cuidar y proteger la Casa Común. Ante la profunda crisis ecológica que atravesamos globalmente, se presenta el desafío educativo de instaurar un cambio de rumbo en la humanidad. El cambio ecosocial tiene que convertirse en la prioridad de todos y en nuestro Colegio es uno de los objetivos más importantes del proyecto educativo.
“Cuidar es más que un acto, es una actitud. Por lo tanto, abarca más que un momento de atención, de celo y de desvelo. Representa una actitud de ocupación, de preocupación, de responsabilidad y de involucrarse afectivamente con el otro”.[1]
La Encíclica Laudato Si’ nos propone generar una transformación de paradigma, a través de un llamado moral y con viabilidad real de movilizar la consciencia del género humano y la voluntad política de los gobernantes a actuar decidida e inmediatamente por el planeta, y por los más pobres, ya que “la interdependencia nos obliga a pensar en un solo mundo, en un proyecto común” (n.164). Y exhorta, “la tierra es del Señor”, “a él pertenece la tierra y cuanto hay en ella”. (n.67).
La “Casa Común” es la casa de todos los seres humanos y no humanos; la conciencia del cuidado, asociada actualmente con la percepción de que los recursos naturales y ambientales son finitos, agudiza con mayor intensidad la prerrogativa de la responsabilidad común. El Papa Francisco denota: “Esa que es como nuestra hermana con la cual compartimos la existencia, y como una madre que nos acoge entre sus brazos”. En la Carta encíclica Laudato Si’ refiere a la crisis ecológica y a cómo todo está conectado. Estamos llamados a ser instrumentos del Padre Dios para que nuestro planeta sea lo que Él soñó al crearlo y responda a su proyecto de paz, belleza y plenitud. (LS 53)
Todos somos responsables del cuidado del planeta, aunque nuestra obligación es mayor. Tenemos más recursos y muchas veces nuestra abundancia se mantiene sobre su pobreza. Pero no está todo perdido. Aún podemos cambiar las cosas, como dice el Papa: “el ser humano todavía es capaz de intervenir positivamente. Como ha sido creado para amar, en medio de sus límites brotan inevitablemente gestos de generosidad, solidaridad y cuidado” (LS, 58).
Como hemos aprendido que nuestro comportamiento consumista es insostenible y destructivo, y que millones de personas sufren sin poder vivir según su dignidad humana por ello, queremos aprender a hacer las cosas de manera diferente. Queremos dirigir nuestra imaginación, creatividad y nuestras capacidades para hacer esas cosas nuevas. La ciencia, la tecnología, la economía, pueden orientarse hacia la construcción de un mundo más fraterno, “de un progreso más sano, más humano, más social, más integral” (LS, 112).
Proponemos asumir un modelo de abordaje integral basado en el diálogo, un diálogo que no puede limitarse al intercambio de ideas, sino que debe asumir la dimensión operativa del “hacer juntos”, así como también la dimensión sinodal del “caminar juntos”, llevando el mensaje esperanzador de construir un futuro en el que, como humanidad, estamos unidos para preservar la vida que nos ha sido dada, y cultivar y fructificar la creación que Dios nos encomendó, sin excluir ni descartar a ninguno de nuestros hermanos y hermanas[2]. Custodiar y cultivar nuestra casa común, protegiendo sus recursos, adoptando estilos de vida más sobrios y apostando por las energías renovables y respetuosas del medio ambiente[3].
Que podamos unirnos al lema 2022 de esta Semana tan importante para la humanidad, “Escuchar y caminar juntos” para seguir transformando nuestra vida en esperanza.
[1] L. Boff. Saber cuidar
[2] EL CAMINO PARA EL CUIDADO DE LA CASA COMÚN. A cinco años de la Laudato Si’. Grupo de Trabajo Interdiscasterial de la Santa Sede sobre la Ecología Integral.
[3] PACTO EDUCATIVO GLOBAL. Vademeum.