Como hace tantos años atrás, recuperar el espacio de la misa institucional, es un volver a las raíces de nuestro camino comunitario. Nuestra fiesta patronal, el ingreso de la virgen del Rosario y la emotividad, hicieron de este encuentro una tarde que nos colmara el alma.
El día 29 de octubre, celebramos como colegio, nuestra misa institucional, en la cual la esperanza, fue el mensaje que nos convocó, como institución, pero también como grupo humano que hoy, más que nunca, busca la paz y la contención para emprender los nuevos desafíos de estos tiempos.
Volver a unirnos en la oración y agradecer, fueron las principales acciones que, mancomunadamente, se hicieron visibles en un espacio de recogimiento colectivo.
Sala de 5 años, séptimo grado, quinto año y cuarto año de nivel superior, fueron los invitados especiales, ya que éstos, culminan una etapa para comenzar otra; algunos dentro del colegio y otros en la vida misma. También los estudiantes de cuarto grado, tuvieron un lugar especial por haber celebrado durante el presente año, el sacramento de la comunión.
Otro momento emotivo, fue el reconocimiento público a nuestros padres colaboradores, quienes siempre hacen posible con su dedicación y esfuerzo voluntario, todas las acciones que son necesarias para seguir creciendo como colegio.
Finalmente, y en un clima de alegría emotiva, se procedió a la bendición de la nueva cancha de básquet, realizada en el parque de nuestro querido colegio; una obra edilicia muy importante más, considerando que económicamente, son tiempos muy complejos y aun así seguimos realizando esfuerzos y aportando a un futuro mejor para todos nuestros estudiantes.
Luego de la misa, compartimos un espacio de kermesse junto a las familias y finalizamos disfrutando de un momento celebrativo junto a todos nuestros educadores, quienes día a día, también aportan lo mejor de sí, para contribuir a la formación integral de nuestros alumnos.
Con este espacio vivido en comunidad quisimos decir “presente”. Presente desde nuestro colegio, presente en la vida de cada uno, presente en el compromiso con el otro, presente en la palabra y la acción. Porque hoy más que nunca la presencia activa, el amor y el compromiso, son un gran acto de fe y esperanza.














